La realidad laboral y educativa es compleja. La cantidad de conocimiento que generamos a diario es monstruosa; los avances científicos y tecnológicos renuevan el saber constantemente, haciendo que mucha de nuestra experiencia sea obsolescente, en poco tiempo, y debemos afrontar retos como el desplazamiento de la mano de obra por la automatización, el auge del comercio electrónico y nuevas tecnologías como Inteligencia Artificial (AI), nanotecnología, robótica y realidad aumentada (entre otras). ¿Cuáles son las implicaciones de este panorama para las academias y las empresas?
Kakha Shengelia —presidente de la Universidad del Cáucaso (en Tbilisi, Georgia) y de la Asociación Internacional de Presidentes de Universidades (IAUP, por sus siglas en inglés)— ha declarado que la educación superior experimenta una “burbuja educativa” desde 2008: “Las universidades enfrentan un escenario internacional cambiante, híper competitivo; por tanto, tenemos que dar respuesta a los desafíos internacionales de la actualidad”.
La necesidad de romper con el modelo de educación tradicional es más evidente desde la llegada de internet. Un buen ejemplo que esta ruptura es Salman Khan, el fundador de Khan Academy: él inició su proyecto grabando tutoriales de matemáticas para sus sobrinos, que después subió a YouTube. Así, millones de personas aprendieron matemáticas gracias a los tutoriales de Khan, pues el material puede reproducirse las veces que sean necesarias para que los estudiantes puedan aprender a su propio ritmo. Los maestros de carne y hueso no pueden darse este lujo.
El futurólogo Alvin Toffler declaró que “los analfabetas del siglo XXI no serán quienes no puedan leer ni escribir, sino los que no puedan aprender, desaprender y reaprender”. Diversos expertos en educación afirman que la mayoría de lo que aprendemos hoy, en la universidad, será obsoleto dentro de 10 años (o menos); y que los jóvenes están estudiando para ocupar puestos que apenas se están inventando.
Para evolucionar, es necesario adaptarse. Todos los sectores deben renovarse, y la educación es una de las áreas que necesita revolucionarse. Es crucial que los estudiantes tengan conciencia de que el aprendizaje es un proceso continuo, que la época donde solo teníamos que egresar de la universidad para dejar los estudios dejó de existir. Ahora debemos adaptarnos a los cambios tecnológicos, comerciales y culturales que suceden a diario.
Del mismo modo, los puestos laborales están perdiendo su ‘estabilidad’. Será cada vez más necesario que trabajes con colaboradores que no estudiaron la misma profesión que tú.
La doctora en Sociología Silvia Leal es asesora de la Comisión Europea para el desarrollo de la cartera de Agenda Digital y la formación de tecnologías informáticas. También es autora del libro e- renovarse o morir, donde aborda las características y los retos de las tecnologías de vanguardia: Realidad Aumentada, Gamification, drones; impresión 3D, bioimpresión; Internet de las Cosas (IoT, en inglés) y Big Data. Para Leal, la primera competencia que los estudiantes actuales necesitan desarrollar es la curiosidad por la tecnología; y la segunda es el esfuerzo y la capacidad para incorporar los conocimientos a nuestra cotidianidad.
En 2016, la doctora mencionó los siguientes datos en el diario El País
47 % del empleo actual desaparecerá en los próximos 10 años, de acuerdo con la Universidad de Oxford.
90 % de las profesiones que permanezcan, sufrirán alguna modificación y tendrán que incorporar nuevas competencias profesionales.
Al respecto, Silvia enfatiza que la mayoría de los “trabajos del futuro” responde a una carrera en particular, pues aún no existen planes universitarios para ellas. Sin embargo, existen diversas opciones que parten de una carrera tradicional y se complementan con posgrados o cursos; y señala las siguientes profesiones que transformarán la perspectiva laboral y educativa:
En 2014, esta innovación contaba con 300,000 profesionales especializados en el tema; pero la Universidad de Richmond estima que necesitará multiplicar su fuerza laboral por 15 (es decir, 4.5 millones de personas) en 2020 para atender las demandas del IoT —la conexión de productos u objetos cotidianos a la web para reunir e intercambiar datos, y para que funcionen con autonomía.
La consultora especializada Digi Capita espera que esta tecnología genera 110 mil millones de euros en 2020 —cantidad superior a los 4,500 millones que se previeron en 2016—. También abarcará ámbitos como el militar, la educación y la empresa. La formación de quienes estén interesados en este ámbito deberá incluir programación, realidad virtual y aumentada, y gamification (complementadas con materias de humanidades).
El potencial de la impresión 3D es uno de amplias posibilidades; además, cada vez son máquinas más accesibles para la comunidad. Ya existen organizaciones dedicadas a crear prótesis en estos mecanismos, e incluso se han diseñado órganos como vejigas. ¿Que tal si creamos impresiones más complejas? Cada vez necesitaremos más profesionales médicos que consoliden esta tecnología en el sector salud.
La consultora IDC estima que, en 2020, la IA moverá un volumen global de 65,000 millones de euros (siete veces más que en la actualidad). Sin embargo, serán necesarias personas especializadas en neurociencias y las tecnologías necesarias para replicar el funcionamiento del cerebro humano en las máquinas del futuro.
La llegada de los exoesqueletos mecánicos han revolucionado las posibilidades de una mejor calidad de vida para las personas con alguna lesión grave. Las prótesis robóticas también proporcionan la posibilidad de devolver brazos, piernas y otros miembros con todas sus funciones, y que podrán ser perfectamente controlados por el usuario.
La nanomedicina experimenta el empleo de nanorobots para transportar fármacos a través del cuerpo humano. Pronto serán necesarios médicos con conocimientos multidisciplinares; deben conocer sobre ingeniería, computación y biología para realizar su trabajo. Estas profesiones tendrán que complementar sus conocimientos médicos.
Por otro lado, el Servicio Nacional de Empleo lista las siguientes profesiones como las que tendrán un mejor futuro en México:
Ecología
Ingeniería Ambiental y Sustentabilidad
Especialista en Cambio Climático
Gerente de Sostenibilidad
Ecología de Datos
Desarrollo sustentable
Geomicrobiología
Ingeniería del Agua
Técnico en Eficiencia Energética
Nuevas tecnologías
Ingeniería en Producción Musical Digital
Ingeniería en Sistemas Digitales y Robótica
Licenciatura en Negocios Electrónicos
Medicina
Bioinformática
Nanomedicina
Consejero Médico Genético
Criminología
Capital humano
Gestor de Comunidades
Broker de Talento
Gerente de Bienestar
Otros profesionistas que tampoco podemos ignorar son los siguientes: científicos de datos, directores del conocimiento, granjeros eólicos y verticales, ingenieros biorefinadores, diseñadores de vehículos alternativos, nanomédicos, consultores geriátricos, especialistas en seguridad biométrica y en archivos virtuales. Y con tendencias como la robótica, la neurociencia, la biotecnología o la impresión 3D, se necesitan cada vez más ingenieros que nunca. La Unión Europea calcula que, en 2020, deberíamos contar con 900,000 expertos en tecnología.
Es prioritario animar a las mujeres a romper paradigmas, pues hay muchas emprendedoras con un gran potencial de crecimiento en las disciplinas STEM —acrónimo inglés para referirse a las ramas académicas de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (science, technology, engineering and mathematics)—, capaces de fundar y dirigir grandes empresas tecnológicas que impacten a millones de personas. Algunos consejos que facilitarán el camino son los siguientes:
Colaborar con organizaciones que les permitan explotar sus habilidades y aprender de otros.
Buscar role models y mentores que les ayuden a organizar su aprendizaje y trazar rutas de corto y largo plazo para cumplir sus objetivos.
Pedir ayuda siempre que sea necesario. Las mujeres exitosas suelen tener una red de apoyo familiar —pareja, padres o hijos— que siempre estará ahí para ayudarlas y alentarlas.
Si no quieres emprender, elige hacer carrera en una empresa familiarmente responsable, un negocio que promueva el equilibrio entre la vida laboral y personal —trabajo a distancia, horarios flexibles, guarderías y evaluación por objetivos— para ayudarte a navegar el mundo corporativo.
Las disciplinas STEM serán cada vez más relevantes para impulsar la competitividad, pero también necesitamos fomentar el interés de las mujeres en estas carreras, así como la retención de talento. El centro de investigación Women's Leadership Lab, propone las siguientes soluciones:
Programas de liderazgo. Crear estrategias para detectar a los talentos femeninos más prometedores y ofrecerles coaching para desarrollar sus habilidades como líderes.
Evaluaciones en equipo. Promover que sea el equipo el que evalúe el desempeño de uno de sus miembros, en lugar de una sola persona.
Ascensos de confianza. Las evaluaciones de confianza reafirman la capacidad de liderazgo de una persona, así como su compromiso por ofrecer lo mejor de sí para garantizar el éxito de sus proyectos.
DESCANSO
Docentes del siglo XXI
En su artículo “Docentes del siglo XXI: Retos y habilidades clave”, el consultor en transformación digital, innovación y visualización de datos Ignasi Alcalde señala la importancia de transformar la formación docente. Después de todo, una mayor educación del maestro significa un incremento de beneficios en el proceso de desarrollo educativo y cognitivo de los alumnos.
Con base en hallazgos del Instituto Nacional de Competencias Digitales (en Barcelona), Ignasi afirma que las competencias que debe poseer el docente del siglo XXI son las siguientes:
Actitud abierta y crítica ante la sociedad de la información y las Tecnologías de la Información y la Comunicación.
Predisposición hacia el aprendizaje continuo y la actualización permanente.
También dividió los factores más relevantes para responder cuáles son las competencias clave que un maestro debe proponer a sus alumnos en el siglo XXI:
Creatividad e innovación
Ser abierto y receptivo a perspectivas nuevas y diversas.
Ver el fracaso como una oportunidad para aprender.
Entender que la creatividad y la innovación son un proceso cíclico a largo plazo, de errores frecuentes y de pequeños éxitos.
Pensamiento crítico y resolución de problemas
Analizar y evaluar las evidencias, argumentos, demandas y creencias.
Analizar y evaluar los principales puntos de vista alternativos.
Sintetizar y hacer conexiones entre la información y los argumentos.
Interpretar la información y extraer conclusiones basadas en el mejor análisis.
Reflexionar críticamente sobre las experiencias de aprendizaje y procesos.
Resolver diferentes tipos de problemas no familiares, en formas convencionales e innovadoras.
Identificar y hacer preguntas significativas, que aclaren varios puntos de vista y generen mejores soluciones.
Acceso y gestión eficaz de la información
Acceder a la información de manera eficiente (tiempo) y eficaz (fuentes).
Evaluar información crítica y competente.
Gestionar el flujo de información de una amplia variedad de fuentes.
Utilizar la información con precisión y creatividad para resolver problemas.
Comprensión fundamental de las cuestiones éticas y legales, en torno al acceso de información o su adquisición.
Entender cómo y por qué se construyen la comunicación visual y sintética en la transmisión de conocimiento.
Usar la tecnología como una herramienta para investigar, organizar, evaluar y comunicar.
Si la educación se trata de enseñar a discriminar y obtener información útil para resolver problemas, no hay mejor momento para estudiar que en el trabajo. Muchos conocimientos y hallazgos se logran por medio de la experimentación, de superar retos desconocidos cuando todavía no existe la teoría para enfrentarlos. Por eso, la capacidad de adaptación y adaptabilidad es la cualidad más preciada por las empresas.
Para tal efecto, las empresa deben transformar sus estrategias de capacitación. No deben emular los sistemas tradicionales ni ser como las universidades comunes. Pero en ambientes como el de las pequeñas y medianas empresas, es difícil realizar capacitaciones porque la inversión de capital se enfoca más en expandir o consolidar el modelo de negocio. Por tanto, son los empleados quienes deben formarse en las distintas plataformas digitales y lenguajes de programación.
El informe Future Work Skills 2020 del Instituto de Investigación de Phoenix (Arizona) identificó las siguientes 10 competencias que transformarán el mercado global y que todo empleado debe desarrollar:
Dar sentido: sintetizar los puntos clave que permiten crear una visión única, antes de tomar decisiones.
Inteligencia social: esta es una habilidad clave para colaborar y construir relaciones de confianza. Es necesaria para colaborar con grupos de personas en diferentes contextos.
Pensamiento adaptativo: brindar soluciones y respuestas más allá de lo rutinario, pues la innovación y la creatividad requieren un pensamiento novedoso y adaptable.
Competencias interculturales: funcionar en diferentes entornos culturales.
Pensamiento computacional: traducir grandes cantidades de datos en conceptos abstractos, y comprender el razonamiento basado en datos.
Alfabetización en nuevos medios: capacidad de evaluar críticamente y desarrollar contenido que usa nuevas formas de medios de información, aprovechando estos canales para la comunicación persuasiva.
Transdisciplinariedad: entender conceptos a través de múltiples disciplinas.
Mentalidad de diseño: representar y desarrollar tareas, así como los procesos de trabajo para lograr resultados.
Gestión de la carga cognitiva: filtrar la información de importancia.
Colaboración virtual: trabajar de forma productiva, impulsar la participación y demostrar la presencia como miembro de un equipo virtual.
Una buena estrategia para desarrollar estos objetivos es promover la capacitación digital, pues permite a las empresas desarrollar o contratar cursos virtuales flexibles, para que los colaboradores entrenen desde cualquier computadora y en los horarios de su preferencia —aunque establecer un mínimo de horas e indicadores de desempeño garantizan tanto el interés como el compromiso en el proceso—. También será importante combinar las capacitaciones presenciales con las digitales; cuando una capacitación tradicional es muy especializada, los medios electrónicos son de gran ayuda para unificar temas, tiempos y recursos.
El Panorama General 2017 del Banco Mundial (BM) reafirma que la educación es un factor que impulsa el desarrollo. Es uno de los instrumentos que reduce la pobreza, logra igualdad de género y estabilidad, contrarresta el aumento de desigualdad y fomenta la paz. Sin embargo, 121 millones de niños todavía no asisten a la escuela primaria, y 250 millones no saben leer ni escribir. Por esto, la prioridad del BM es otorgar educación de calidad, así como entregar las habilidades laborales necesarias para erradicar la pobreza antes del 2030.
Entre 2000 y 2016, el BM invirtió 50,600 millones de dólares en educación.
También duplicaron el porcentaje de financiamiento para el sector educativo, del 5 al 10 %
El financiamiento 2016 fue de 3,600 millones de dólares.
Los trabajos serán cada vez más automatizados. Los robots y la Inteligencia Artificial (IA) harán desaparecer varios empleos —como le sucedió a la industria en Detroit (Estados Unidos), donde la industria no se actualizó y muchas empresas dejaron las zona—; sin embargo, también crearán otras oportunidades de trabajo. Por eso, la educación debe reestructurarse para adaptarse a la era de la automatización, desde la primaria o el preescolar.
Ahora todos tenemos que aprender tres idiomas. Además de nuestra lengua natal, sería ideal dominar el inglés, y también algún lenguaje de programación (sin importar nuestra posición en el negocio). Entonces, para iniciar la adaptación al futuro, el sistema educativo debe digitalizarse. Necesitamos educar con tabletas e impresoras 3D; asignar materias de programación, ciencias computacionales, contenido digital, negocios y emprendimiento, diseño y cooperación. Así, los nuevos profesionistas estarán preparados para asumir los trabajos del futuro.