Fue más de un millón de negocios y empresas familiares pequeñas, el que cerró durante todo el 2020 a causa de los efectos económicos negativos acarreados por la pandemia de COVID-19.
La cifra, dada por el Consejo para el Desarrollo del Comercio en Pequeño, podría aumentar durante lo que resta del primer semestre de este año por la latente posibilidad de otro paro de actividades. Lo anterior, más la carga que representa la renta de locales y oficinas, podría llevar al cierre de otros 300 mil negocios.
Representantes del consejo indicaron que, aunque hace un año las medidas de confinamiento y reducción de movilidad tuvieron un efecto adecuado en cuanto al control de contagios del padecimiento, actualmente una estrategia similar ya no resulta aplicable debido al desgaste económico general que ha repercutido en la liquidez de los clientes de todos los sectores empresariales.
Este panorama, abundaron, ha llevado al enorme incremento tanto del ambulantaje como de la informalidad —esquema en el que se inscriben todas las llamadas “nenis”—, maneras con las que la población económicamente activa que perdió su empleo, emprendimiento o negocio, ha hecho frente a sus necesidades económicas.
Lo anterior, además de tener un impacto en la recaudación de impuestos, llevará también a una lenta recuperación económica que, en cifras optimistas, tardaría al menos tres años.
De acuerdo con el Consejo para el Desarrollo del Comercio en Pequeño, los comercios y empresas familiares que lograron sortear la primera parte de la crisis tienen un panorama difícil:
El 60 por ciento de estos establecimientos se encontrarían en números rojos y apuntando meramente a sobrevivir, no tanto a generar ganancias, y con muy baja posibilidad de crecimiento en el mediano plazo.
Los recursos generados por las ventas —mermadas generalmente por la falta de liquidez y la reducción de la movilidad—estarían destinados prioritariamente a sufragar los gastos más urgentes como renta, proveedores y servicios básicos para la operación diaria (luz y agua, de manera básica), además del salario de los trabajadores que hayan podido mantener en la plantilla.
Según las estimaciones del consejo, la necesidad promedio de apoyo económico para los pequeños empresarios del país supera los 250 mil pesos, una cifra que resulta muy superior a los montos que han ofrecido hasta ahora los gobiernos estatales y el federal. Si esto no se atiende adecuadamente, indicaron, lo más probable es que incremente considerablemente la cifra de negocios que deberán cerrar de manera permanente.