La Gran Migración
Otro de los efectos secundarios derivados de la pandemia por COVID-19 fue el impactante crecimiento, durante 2020, del comercio electrónico en México. La necesidad de quedarse en casa y la facilitación de los procesos de compra, tuvieron su impacto en el rubro.
Ignacio Torres |
La Gran Migración

Aunque bien se puede decir que, de manera general, todo el mundo ha resentido el impacto negativo de la pandemia por COVID-19 hay sectores en los que resultó ser una “bendición disfrazada”.

Lo anterior podría decirse respecto al comercio electrónico en México que, según cifras de la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), creció 81 por ciento el año pasado.

De acuerdo con cifras de la asociación, dadas a conocer esta semana, la venta online alcanzó en el país los 316 mil millones de pesos, lo que representa ya el 9 por ciento de las ventas totales al menudeo a nivel nacional.

Y aunque durante la segunda mitad de 2020 empezó a reactivarse el comercio presencial con la reapertura de negocios, cines y plazas comerciales, el riesgo de contagio es aún latente, por lo que esto no tuvo impacto en la migración general hacia la compra-venta en línea, que se empezó a dar desde marzo pasado.

La AMVO indicó que, actualmente, se mantienen estables los hábitos de búsqueda y compra de productos y servicios en Internet, tanto por la facilidad de realizarlos como por el hecho de no tener que salir de casa.

En el contexto actual, el hecho de recibir los productos en la puerta de su casa hace que el consumidor prefiera hacer tanto compras en línea como pagos de servicios por la misma vía. Sin embargo, también hay una reticencia que se mantiene: la seguridad.

Brindar métodos de pago confiables y seguros es hoy una de las prioridades de cualquier empresa, sin importar su tamaño, que ofrezca sus productos o servicios para la venta online.

Una de las principales maneras de generar confianza en el posible consumidor es, justamente, dar un buen servicio. La AMVO encontró que los compradores online acuden a amigos, familiares y redes sociales para saber cómo han valorado otros usuarios a la empresa con la que están considerando realizar una transacción. Por supuesto, existe aún el miedo de ser víctima de fraude, pero esta se ve mitigada por las buenas recomendaciones de otros.

Es bien sabido que ya no basta con la presencia online de la empresa mediante su página de Internet, hoy debe haber un uso constante y bien llevado de redes sociales y, si el rubro lo permite, ofrecer la opción de compra en línea. Esto último no solo facilitará la supervivencia de la empresa ante el panorama actual, sino que aumentará la confianza del cliente de manera general, con ello los buenos comentarios y, en consecuencia, la llegada de nuevos consumidores.  

 

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