De acuerdo con un estudio realizado por la confederación Oxford de Ayuda contra el Hambre (Oxfam, por sus siglas en inglés), además de la preocupación por la salud, la situación actual permite vislumbrar pérdidas económicas de alto impacto que terminarán por incrementar la desigualdad en varios países del mundo.
De acuerdo con lo publicado, tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han manifestado su preocupación al respecto.
De 295 economistas, de 79 países, consultados por Oxfam, el 87% prevé que la desigualdad de ingresos aumente como consecuencia de la pandemia. Además, ven muy probable que también se incremente la desigualdad de género y la desigualdad racial.
Mientras que las mil mayores fortunas del mundo tardaron solo 9 meses en recuperar su nivel de riqueza previo a la pandemia, a la población en situación de pobreza podría tomarle, de manera general, más de una década.
Revisada así, la situación no se presenta esperanzadora, sin embargo, en el mismo reporte, Oxfam da propuestas para promover no solo la idea sino las acciones en pos de un mundo mejor:
Un mundo más igualitario
Los gobiernos deben establecer metas concretas de reducción de la desigualdad sujetas a plazos precisos. Los objetivos no deben limitarse a volver a los niveles de desigualdad previos a la crisis, sino ir más allá. El Producto interno Bruto (PIB) debería dejar de ser el principal indicador puesto que no toma en cuenta los millones de horas de trabajo de cuidados no remunerados, que recaen especialmente sobre las mujeres.
Economías más humanas
Los gobiernos deben reconocer el valor de los cuidados y de los sistemas de bienestar, e invertir tanto en servicios públicos de calidad como en protección social para asegurar que todas las personas estén protegidas durante toda su vida. Esto, que es fundamental ahora, lo será también en el futuro, se trata de un elemento esencial en una economía al servicio de las personas.
Revaloración de labores y sus ingresos
Los gobiernos de todo el mundo eran conscientes de que volvería a darse una pandemia, sin embargo, no se adoptaron medidas para prepararse ante una situación tal. Una manera de fortalecer la resiliencia ante futuras crisis es garantizar medios de vida dignos para todas las personas, y reorientar la economía de tal modo que valore lo más importante. Por ejemplo, en Reino Unido un enfermero gana 22 mil euros al año mientras que un responsable de gestión de activos gana, en ese mismo lapso, 31 millones de euros.
Tanto Gobiernos como empresas, en atención a su responsabilidad social, deberían reconocer, reducir, redistribuir y visibilizar el trabajo de cuidados, remunerado y no remunerado, que realizan fundamentalmente las mujeres y las personas de grupos racializados.