Paraísos que generan infiernos
Los constantes escándalos de evasión fiscal descubiertos en países lejanos parecen dar a la situación esa cualidad: lejanía.
Ignacio Torres |
Paraísos que generan infiernos

Los efectos de esta práctica son mucho más cercanos y reales de lo que se cree.

 

Cuando las empresas eluden sus responsabilidades fiscales, el efecto más adverso recae sobre la población más desprotegida puesto que esos impuestos que dejan de pagarse se traducen en una menor calidad de los servicios de salud y transporte, por mencionar solo algunos, que se ofrecen a la ciudadanía.

 

Las noticias sobre los llamados Paradise Papers, revelan que los paraísos fiscales siguen siendo un negocio lucrativo y muy activo, a pesar de las promesas hechas por gobiernos e instituciones internacionales, respecto a frenar la evasión fiscal.

 

Por lo anterior, la rendición de cuentas de la empresa debe ser siempre clara y directa, no solo de cara a los socios, accionistas o integrantes del consejo de administración o gobierno corporativo, sino también como parte de la responsabilidad social que, en la situación actual, se ha convertido para los clientes en un barómetro a revisar constantemente.

 

Ante un escenario en el que se han perdido miles de empleos y negocios en todo el mundo, un escándalo de evasión fiscal podría traducirse, si no en el final, sí en un gran descalabro para cualquier compañía, por esto, resulta deseable, aunque actualmente no se exige, ser lo más transparente posible al respecto.

 

Por supuesto, la situación de seguridad en el país también es un indicador sobre lo que puede ser público o no. Dar a conocer montos de ganancias brutas podría traducirse en un caso de extorsión o secuestro. Lo que sí es posible transparentar, sin mayor riesgo, es la forma en que se paga a los colaboradores. Por esto, es mejor evitar los esquemas mixtos en que solo una parte está registrada para retenciones fiscales y el resto se entrega en efectivo.

 

Muchas veces el esquema anterior se plantea como benéfico para el empleado puesto que, en lo inmediato, recibe mayor dinero cada día de cobro, sin embargo, pensando en el mediano y largo plazo, lo cierto es que el impacto es negativo por lo ya mencionado anteriormente:

 

A menor recaudación fiscal, menor calidad en los servicios para la ciudadanía.

 

El impacto es tal, que todo el país, en mayor o menor grado, se ve afectado por la situación. Como ejemplo basta ver las capacidades de los servicios de salud, tan rebasados durante los últimos meses a causa del déficit presupuestario que vienen arrastrando.

 

Cuando se trata de corregir el rumbo fiscal no hay acción pequeña, y lo importante es dar el primer paso.

 

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