En 1992 se publicó el Informe Cadbury (Cadbury Report) en el Reino Unido. Este documento establece recomendaciones para conformar los comités y sistemas contables de las empresas, para mitigar los riesgos y amenazas del Gobierno Corporativo. Uno de sus consejos más importantes es el principio de Cumplir o Explicar: demostrar que las empresas realizan cabalmente las recomendaciones de sus respectivos códigos de Gobierno Corporativo (GC) o, si es el caso, explicar el incumplimiento de las mismas.
El objetivo principal de Cumplir o Explicar es evitar el abordaje de one size fits all; es decir, garantizar que cada empresa acate las mejores prácticas de GC, adaptándolas a su realidad o a la del grupo del que forma parte. Por tanto, este principio es una herramienta que brinda mayor flexibilidad a las empresas, en lo que se refiere al cumplimiento de las recomendaciones de los códigos de GC de cada país.
Sin embargo, diversos estudios han cuestionado la calidad de las explicaciones de las compañías cuando no se cumplen algunos requisitos de GC. Lamentablemente, la evidencia indica que algunas empresas no están aprovechando completamente la flexibilidad del principio para ‘afinar’ sus sistemas de GC al entorno, pues no le brindan el monitoreo adecuado.
Cuando se trata de Cumplir o Explicar, son los accionistas (especialmente los institucionales) quienes tienen la responsabilidad de realizar el monitoreo adecuado. No obstante, se ha demostrado que no siempre tienen la capacidad necesaria para realizar una supervisión completa de los principios de GC, y que solo reaccionan cuando detectan problemas en el desempeño del negocio.
Ahora, ¿qué sucede si trasladamos esta realidad a mercados con baja liquidez y concentración accionaria (formados en gran parte por empresas familiares)? ¿Es adecuado implementar el principio Cumplir o Explicar en estos contextos? Si su implementación en mercados con alta liquidez, es cuestionada, podemos asumir que no sería recomendable aplicarlo en regiones con poca participación de inversores institucionales.
La mayoría de las empresas consideran que los códigos son un requerimiento obligatorio. Por tanto, se preocupan más por cumplir las recomendaciones por el recelo a reconocer que no están cumpliendo, y principalmente justificar las omisiones de manera clara y efectiva cuando lo requieren. Quizá, el mensaje que debería transmitirse es que el cumplimiento total de las recomendaciones de los códigos de GC no es la mejor aproximación. Más bien tendrían que utilizar las explicaciones para identificar las circunstancias específicas donde el no-cumplimiento sea la mejor alternativa para el negocio.
Ahora, en determinados casos, como son las recomendaciones con mayor trascendencia para el sistema de gobierno de las empresas y que presentan un alto grado de no-cumplimiento o de explicaciones ‘nebulosas’, parece estar claro que los reguladores de los mercados con baja liquidez, deberían proponer la integración de las recomendaciones al reglamento jurídico al que están obligados. De esta manera asegurarán un mayor cumplimiento de los principios de GC, adaptándonos a sus contextos específicos y garantizando un control adecuado del negocio.
Consulta el Informe Cadbury en goo.gl/aJj7ay