Una fortuna de miles de millones de dólares no te define. Para mí, eso no te hace exitoso, sino alguien capaz de concentrarse en sus objetivos. El éxito no es un fin, sino un nuevo comienzo. Una vez que se reflexiona eso, no hay zona de confort que te seduzca y los retos para superarte a ti mismo fluyen de manera constante.

Comencé en el área de servicio a cliente, como cualquier otro que se muda a California en busca de sus sueños al terminar la universidad, hasta que conseguí trabajo como agente de préstamos. A los 25 años tomé el riesgo que me hizo lo que soy y comencé mi propio negocio, Stearns Lending.

Mi historia no es de trapos a riqueza, como gusta verse desde la opinión pública, es una historia de trabajo duro; la he pasado difícil, como emprendedor y como ser humano he sobrevivido a las crisis: he superado la bancarrota y el cáncer, los fracasos, las decepciones y mis propias expectativas. Y he aprendido de la adversidad, del dolor y de la catarsis.

Conforme envejeces tiendes a ser más conservador y descuidar algunas cosas, sobre todo cuando tu prioridad es tu trabajo y no tu salud, o al menos no le das la relevancia que merece. Si estás en esas circunstancias ahora mismo, detente. Piensa, si perdieras todo, ¿qué te quedaría? Nada y nadie, más que tú. Ahora, si pudieras comenzar desde cero, ¿por dónde comenzarías? Por ti. Así que put your money where your mouth is y demuestra con acciones que realmente crees ti.

Alguna vez todos hemos deseado eso, volver a comenzar, o al menos nos intriga la posibilidad de saber qué haríamos si comenzaramos de nuevo. No hay nada más valioso que el viaje que uno emprende cuando parte de la nada. El coraje que sale del interior para cambiar una situación. Eso aún hoy me emociona, aún lo busco y lo atesoro, pues te da una perspectiva sin vicios.

Sin embargo, es soberbio extenderlo como una sugerencia general, pues estoy al tanto de la realidad laboral, de los problemas con el salario mínimo y de lo abrumador que es vivir al día. Por ello, me esfuerzo por cambiar esta realidad ayudando a pequeños comerciantes y honrando el trabajo duro.

Mi mamá limpiaba casas y mi papá tenía una imprenta. Fui el primero en ir a la universidad en mi familia. La oportunidad que se me ha dado es increíble y es mi responsabilidad regresar algo de eso, mi esposa y yo damos a la caridad, pero más allá de eso, ayudamos a plantar semillas en la gente, impulsarlos a superar su adversidad a través del poder de las acciones, sin caer en discursos prefabricados o una motivación cliché. 

Eso ha hecho la vida conmigo y soy prueba fehaciente de que puedes lograr tus sueños más ambiciosos si te esfuerzas y buscas la colaboración. Nada es fácil, al contrario, casi todo es lacerante: vivir, trabajar, salir adelante… pero si no te rindes y te rodeas de personas que te reten podrás hacer grandes cosas en la vida.