Para los empleados, el dinero, la seguridad y los beneficios ya no son incentivos suficientes. También necesitan compromiso, empoderamiento, cumplimiento; y para garantizar estos beneficios, la empresa necesita un aliado que garantice la felicidad en la oficina.
De acuerdo con un estudio realizado por JLL (firma especializada en servicios inmobiliarios y administración de inversiones), 70 % de los 7 mil empleados encuestados (en 12 países) consideraron que la principal característica por cultivar en el trabajo es la felicidad; mientras que 87 % apuntaron que sus empresas deberían instaurar a un Chief Happiness Officer (CHO); es decir, un ‘director de felicidad’.
Como lo explica su nombre, el CHO es responsable de la felicidad de los empleados. Ya sea mediante cursos, talleres o conferencias, su objetivo es proporcionar los medios para que la gente pueda hacer sus actividades preferidas, de la mejor manera posible. No es un gerente de Recursos Humanos especializado en felicidad, es un individuo capaz de cumplir la estrategia operativa del negocio; involucra a los empleados, los motiva y eleva sus niveles de rendimiento.
El CHO puede redefinir todos los procesos del capital humano para asegurar una experiencia de trabajo enriquecedora y una oficina motivada por la felicidad. Para lograrlo, debe garantizar las siguientes premisas:
1. Justicia. El maltrato es uno de los principales catalizadores de la rotación de personal. Los empleados también merecen ser tus clientes: respétalos y recompensarlos con palabras y acciones desde el inicio.
2. Garantía. ¿Para qué ofrecer oficinas amplias con ventanas y vista panorámica si no cubres las necesidades básicas de los empleados? La felicidad empieza por salarios competitivos, pagados a tiempo y sin luchas burocráticas innecesarias.
3. Comunicación. Todos queremos saber que alguien nos escucha; el trabajo no es la excepción. Los empleados necesitan canales adecuados (líneas telefónicas, e-mail, retroalimentación), directrices y un camino de acción que garantice una respuesta a sus necesidades e ideas.
4. Ejemplo. No es suficiente profesar los valores del negocio en un pedazo de papel, la empresa necesita demostrarle con acciones. Tiene que declararlos, ejercerlos en comportamientos prácticos, y asegurar que las personas los vivan en sus actividades diarias.
5. Libertad. Deja que los empleados gestionen su tiempo y productividad, que personalicen sus oficinas y que implementen sus propias ideas.
6. Crecimiento. A veces necesitamos de alguien que crea en nuestro potencial. El CHO puede motivar la construcción de nuevas habilidades para cosechar (y retener) el talento del negocio, con nuevos retos.
7. Colaboración. Muy pocas personas son naturalmente hábiles para trabajar en equipo. Podrías contratar a las mejores personas, pero también necesitas lograr que trabajen juntos y generen resultados.
Al monitorear y analizar los niveles de felicidad en su organización, el CHO será capaz de predecir con precisión y gestionar la participación de los empleados y la retención de los empleados. Después de todo, mantener al personal activo y feliz genera un ambiente que promueve el valor de la marca, produce resultados y genera branding emocional entre los colaboradores.