La marca deportiva promueve la justicia social en su nueva campaña.

A principios del mes pasado arrancó la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), marco en el que Nike aprovechó para presentar su campaña publicitaria más reciente, protagonizada por Colin Kaepernick, ex mariscal de los 49ers de San Francisco.

Kaepernick ha abierto el debate en torno a la discriminación racial en Estados Unidos desde el 2016, arrodillándose en la apertura de sus partidos a la hora de recitar el himno nacional, dando un signo de protesta que rápidamente replicaron otros jugadores afroamericanos en la liga y que culminó con su salida del equipo.

Al anunciarse el sentido de inclusión y lucha contra los prejuicios raciales en la campaña de Nike, diversos sectores conservadores del país llamaron a un boicot de la marca, tirando sus prendas y calzado con la distintiva palomita o incluso subiendo vídeos a redes sociales quemando las mismas. El riesgo tomado por la organización probó redituar, pues su valor aumentó un 5% en Wall Street, significando ganancias por $6 billones de dólares. En particular, el alza se vio reflejada en ventas digitales, las cuales aumentaron un 36%, acorde a cálculos de la propia empresa.

En tiempos recientes, no es común que marcas tan reconocidas se asocien a temas controvertidos, existiendo incluso cierta resistencia por algunos altos mandos en Nike para que la campaña se cancelara. Finalmente, la compañía optó por mantenerse leal a sus valores y a llegar a su público meta: 18 a 29 años, generaciones más frescas que usualmente apoyan causas sociales.

Nunca es fácil tomar riesgos y en varias ocasiones se tiende a fallar, Nike comprendió la coyuntura en la que la sociedad norteamericana se encontraba y seguramente se prepara para cosechar más éxitos después de éste. ‘’Cree en algo, aún cuando signifique sacrificarlo todo’’ enuncia Kaepernick con una voz imponente y honesta, de la misma manera en la que Nike se sitúa hasta arriba como una empresa vanguardista y en pro de la justicia social.