Espacios para el Bienestar de las Mujeres
Los Grupos de Bienestar tienen un extraño efecto colateral: hacen a la equidad un modo de vida posible.
Andrea Araiza González | | Edición: WEB
Espacios para el Bienestar de las Mujeres

La demanda que tenemos de la sociedad es generar políticas y prácticas corporativas que mejoren la vida de las personas en las organizaciones. La tarea es titánica y un solo departamento de la empresa no es suficiente para resolver esta apremiante necesidad.

No obstante, sin duda uno de los elementos que hace que la vida de las personas en las organizaciones sea más satisfactoria, es permitir espacios diseñados para el encuentro, donde haya diálogo, reflexión, análisis y profundización.

Para satisfacer dicha necesidad, existe un Modelo que genera importantes resultados de esta índole, a través de la creación espacios para el encuentro, donde las personas se sienten incluidas y con su dignidad revalorizada. De todas las personas que toman parte de esta metodología hay un enfoque particular en lo que experimentan las mujeres al formar parte de él.

Las mujeres que se toman en serio el Modelo ELA (Empresa de bienestar Libre de Adicciones), redescubren sus propios proyectos de vida y se dan cuenta que hay una parte cultural de ideología por la cual hasta ese momento se estaban dejando llevar.  Al tomar su vida en sus manos, ellas empiezan a cambiar creencias y a ver las oportunidades que antes parecían que no eran para ellas: se capacitan, se ven como merecedoras de mejor salario, de mejor puesto, de mejores relaciones laborales. Al ver todo esto como algo alcanzable se trazan metas ¡y las logran! Esto genera en toda la organización una cultura de búsqueda de crecimiento profesional, personal e incluso grupal.

En el Modelo ELA se abordan temas de trascendencia personal en un contexto organizacional; al ser psicológicamente seguro, el espacio de encuentro permite que se dialogue abiertamente sobre cómo se siente o lo que piensa cada persona acerca de una situación que le está ocurriendo, incluso algún tema que tenga que ver con cómo se viven los roles de género en su familia. Al expresar distintas formas de vivir los roles y que éstas sean escuchadas sin prejuicios, la equidad se presenta como una forma de vida posible, se rompen muchos paradigmas acerca de qué debería hacer la mujer o el hombre en las labores del hogar, en la crianza de los hijos, en cómo enfrentar las situaciones dolorosas, en cómo expresar agradecimiento por alguna amistad, en quién debe cuidar de otros, entre otros temas de gran relevancia para la esfera privada.

Además de cuestionarse sus propios roles, las mujeres que son parte del Modelo ELA ponen en entredicho las formas tradicionales de relacionarse con la pareja, con lo hijos, con los papás, con los amigos, con los conocidos. Las personas en su conjunto se abren las posibilidades de disminuir la violencia, de dejar de ejercer el poder en las relaciones, se permiten mostrar sentimientos y emociones sin ser vulnerables, independientemente su género.

En mi experiencia profesional, he conocido mujeres mayores que, como resultado de la aplicación del Modelo ELA, han terminado la secundaria, la preparatoria, la universidad. Mujeres que han dejado atrás su adicción por alcohol, el tabaco o los malos tratos. Mujeres que se han comprometido en una relación de pareja sana. Mujeres que crecieron profesionalmente a un puesto que no creían poder conseguir. Mujeres que empoderan a otras mujeres para que éstas logren sus sueños. Y la lista es larga.

Con todo esto puedo decir que las personas -pero en especial las mujeres- ejercen los cambios personales con sus familiares, en sus relaciones laborales, en su compromiso hacia con su trabajo y en su proyección profesional. Esos cambios son como una piedra que cae a un lago en calma y provoca ondas: generan impacto en todas las áreas, en todas las direcciones, en todas las personas a las que tocan.

Así, cuando todas las personas de la organización se involucran en su propio proceso personal a través de una mirada grupal, la labor de desarrollar al talento humano fluye, pues ahora es compromiso de todos estar bien.


Por Andrea Araiza González es consultora en Desarrollo Organizacional y Humano.

info@modeloela.org

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